¿Por qué mi hijo no quiere comer? Causas y soluciones por edad
Es la hora de la comida y el plato está listo. Te preguntas por qué mi hijo no quiere comer, si hace un momento tenía hambre, si algo le pasa o si estás haciendo algo mal. Preparaste algo que sabes que le gusta, pero apenas lo ve, cierra la boca, gira la cabeza y dice “no quiero”. Intentas respirar profundo, pero la preocupación aparece. La escena se repite y, poco a poco, la comida deja de sentirse como un momento tranquilo y empieza a parecer una batalla.
En Centro Luneta, entendemos que detrás de ese “no quiero comer” hay algo más que falta de hambre. La alimentación en la infancia está profundamente conectada con el desarrollo, las emociones y el entorno. Desde nuestras diferentes áreas, nutrición, estimulación temprana y pedagogía personalizada, acompañamos a las familias para entender qué está pasando y cómo transformar la hora de la comida en un momento de conexión, no de tensión.
Si buscas orientación práctica y profesional, contamos con un servicio de nutrición infantil diseñado para ayudarte a crear hábitos saludables, entender los cambios naturales del apetito y acompañar cada etapa con calma y claridad.
Entendiendo la falta de apetito en bebés y niños pequeños
¿Por qué mi hijo no quiere comer?, es una de las preguntas más comunes que escuchamos en consulta. La falta de apetito puede presentarse de muchas formas: un bebé que cierra la boca ante la papilla, un niño que solo come dos cucharadas o una pequeña que pide el postre y deja todo lo demás. Lo importante es aprender a diferenciar entre una etapa normal y una señal de alerta.
Diferencia entre falta de apetito normal y señales de alerta
Falta de apetito normal:
- Ocurre cuando el crecimiento se desacelera.
- El niño come menos, pero sigue activo y con energía.
- Puede deberse al cansancio, distracción o saciedad.
- Dura pocos días o semanas.
Señales de alerta:
- Pérdida de peso o estancamiento en talla.
- Rechazo constante a la mayoría de alimentos.
- Llanto, ansiedad o vómito durante la comida.
- Evita cualquier textura sólida.
Si notas cambios persistentes o angustia al comer, una evaluación con una especialista en nutrición puede ayudarte a encontrar el origen y acompañarte sin miedo.

Factores comunes: crecimiento, dentición, cansancio, aburrimiento de la comida
Durante el primer año, el cuerpo cambia de ritmo. El crecimiento se vuelve más lento y el apetito también. A esto se suman factores naturales como la dentición, el cansancio o el aburrimiento de los mismos alimentos.
Algunos consejos que te pueden ayudar::
- Evita ofrecer siempre lo mismo, la variedad en colores, texturas y sabores estimula el apetito.
- Observa si está cansado antes de comer; el sueño altera el hambre.
- No sustituyas alimentos por leche o jugos.
- Acepta que algunos días comerá menos: su cuerpo sabe autorregularse.
Saber por qué mi hijo no quiere comer te permite observar sin ansiedad y actuar con empatía, entendiendo que su apetito también responde a etapas naturales del desarrollo.
Qué hacer para mejorar la alimentación de tu hijo
La mayoría de los niños atraviesan fases en las que comen poco. No significa que algo esté mal. Lo importante es crear un ambiente que invite a comer sin presión ni lucha.
Es normal, aunque preocupe
Tu hijo no está rechazando tu comida, está explorando su independencia. En algunas etapas, comer poco es parte del proceso. Su cuerpo sabe cuándo necesita más y cuándo no. Tu papel no es insistir, sino ofrecer con serenidad.
Mantener rutinas y horarios de comida
Los niños necesitan estructura. Tener horarios claros para desayuno, comida y cena les da seguridad. Un entorno tranquilo, sin pantallas y con la presencia de los padres, les ayuda a concentrarse y disfrutar la experiencia.
Evitar forzar y ofrecer variedad en pequeñas cantidades
Servir porciones pequeñas reduce la presión. Si quiere más, siempre puede repetir. Alternar texturas, colores y sabores mantiene el interés y fomenta la curiosidad natural por probar.
Crear un entorno positivo transforma la pregunta “por qué mi hijo no quiere comer” en una oportunidad para mirar sus necesidades con más calma y compasión.
Causas por las que los niños niegan alimentos por edades
Razones de rechazo de comida a los 6 meses de edad
A los seis meses, tu bebé está conociendo el mundo desde la boca. Cada textura, sabor o temperatura es nueva. No es raro que cierre los labios o gire la cabeza cuando algo le parece desconocido. Este no es un rechazo a la comida, sino una forma de adaptación. Comer todavía no es una necesidad biológica principal, sino un descubrimiento.
Qué puedes hacer:
- Ofrécele pequeñas cantidades de papilla suave o purés templados.
- Introduce los alimentos de uno en uno
- Observa sus gestos: si cierra la boca o se aleja, respeta su ritmo.
La paciencia aquí es clave. Los primeros meses no son para que coma mucho, sino para que aprenda a confiar en la experiencia.
Razones de rechazo de comida a los 7 meses de edad
A esta edad, la dentición y el cansancio suelen influir. Algunos bebés prefieren la leche porque les brinda confort y seguridad, mientras que otros se aburren fácilmente de los mismos sabores.
Qué puedes hacer:
- Cambia el horario de la comida según su descanso.
- Alterna texturas: puré, trozos blandos o alimentos que pueda sostener.
- Juega con los colores y temperaturas.
La constancia y el ambiente tranquilo son más importantes que la cantidad que come. Si te preguntas nuevamente por qué mi hijo no quiere comer, observa el contexto más que el plato.
Razones de rechazo de comida al año
Al cumplir un año, los niños comienzan a buscar autonomía. Quieren decidir, comer con las manos y elegir lo que va en su plato. Esto puede parecer un retroceso, pero en realidad es un avance: están aprendiendo a escuchar su cuerpo.
Consejos:
- Déjalo participar: tu decides que va a comer y el decide cantidad
- Ofrécele versiones familiares adaptadas.
- Acepta que ensuciarse forma parte del aprendizaje.
Cuando el niño siente libertad, vuelve a disfrutar de la comida.

Soluciones para mejorar la alimentación de tu hijo pequeño
A veces, el problema no está en el alimento, sino en cómo lo presentamos. Muchos niños dejan de comer porque se aburren o porque todo se siente igual. Hacer de la comida un espacio sensorial puede despertar su interés.
Cómo hacerlo más atractivo
1. Juega con los colores
Los tonos despiertan el apetito y la curiosidad. Utiliza alimentos como calabaza, zanahoria, arroz, aguacate o betabel para crear contraste y vida en el plato.
2. Usa la forma a tu favor
Corta las frutas y verduras en figuras: círculos, corazones, estrellas. No necesitas tiempo extra, solo intención.
3. Integra diferentes temperaturas
Alterna entre tibio, fresco y suave: el contraste estimula el paladar.
4. Hazlo parte del juego
Cuando los niños participan, comen con más disposición. Si toca, huele y elige, el rechazo se convierte en curiosidad.
Transformar la forma de presentar los alimentos puede cambiar el “no quiero” por un “quiero probar”. Y con eso, por qué mi hijo no quiere comer empieza a tener una respuesta sencilla: porque necesita disfrutarlo, no cumplirlo.
Qué hacer cuando tu hijo solo quiere comer alimentos dulces o azúcares
El gusto por lo dulce es natural, pero cuando domina la alimentación puede afectar la regulación del apetito.
Por qué pasa:
- Exposición temprana al azúcar.
- Asociación del dulce con cariño o recompensa.
- Búsqueda de placer rápido.
Qué puedes hacer:
- No tengas dulces visibles.
- Sustituye por frutas naturales.
- Refuerza el ejemplo en casa.
Comer no debe ser una negociación, sino una relación sana con lo que nutre y da energía. Si te preguntas por qué mi hijo no quiere comer y solo busca dulces, probablemente esté buscando estímulo, no hambre.
Tips para mejorar los horarios de comida
Un cuerpo sin rutina no sabe cuándo tener hambre. Los horarios son la base del apetito.
Causas comunes de desorden:
- Sueño irregular o siestas muy tardías.
- Comer demasiado cerca del horario de dormir.
- Saltar comidas o picar constantemente.
Cómo crear ritmo:
- Mantén horarios similares todos los días.
- Ofrécele comida después de actividad física ligera.
- Evita presionar con el tiempo.
La constancia es el mejor aliado cuando te preguntas por qué mi hijo no quiere comer: el cuerpo responde al orden, no a la insistencia.
Menos perfección, más conexión
Tu hijo no necesita menús perfectos, sino tu presencia. No conviertas la comida en una lucha; que sea un puente entre ustedes.
Recuerda:
- No lo fuerces ni lo compares.
- Ofrece variedad sin expectativas.
- Respeta sus señales y su ritmo.
En Centro Luneta, acompañamos a las familias con orientación profesional, emocional y realista. Puedes agendar una consulta de nutrición infantil para recibir un plan adaptado a tu hijo, con estrategias que funcionen en la vida diaria.
Y si buscas un acompañamiento más integral, nuestra membresía incluye nutrición, estimulación temprana y pedagogía personalizada para guiarte desde los primeros meses hasta la primera infancia con claridad, contención y mucho corazón.

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